El pasado mes de marzo, en el aeropuerto de LCG, el día transcurría con normalidad (en época todavía de restricciones, lo que significaba un exhaustivo control de documentación para poder viajar y colas puntuales para hacer la facturación por este motivo) y Margarita Brun, supervisora de pasajeros, estaba de turno.

Un pasajero con destino Bangladés llega al mostrador.  No es un destino muy frecuente. Comprobar que toda la documentación necesaria para volar está en orden, supone una revisión exhaustiva. Le faltaba uno de los requisitos.

Margarita facilitó este documento al pasajero, impreso y se lo entregó. El pasajero agradecido le dijo “no sabe usted bien lo que acaba de hacer”. El pasajero se fue y Margarita continuó haciendo su trabajo diario.

Una historia que no acabó aquí puesto que semanas después el pasajero volvió para preguntar por Margarita, para agradecerle su disposición y colaboración y le explicó la bonita historia de la que Margarita, sin saberlo, se convirtió en una de las protagonistas. El pasajero era un médico que viajaba a Bangladés para operar a una niña de 8 años que se había partido la columna vertebral.

Tras la operación, Nupur, en una rehabilitación sorprendente, consiguió recuperar el movimiento de sus piernas y volver a caminar.

El médico coruñés relató a Margarita la historia de esta niña, le agradeció su trabajo y además le dejó una reflexión que queremos compartir, una “fórmula” escrita que le explicó así: (C+H x A). «Me dijo que C son nuestros ‘conocimientos’ y H nuestras ‘habilidades’. Todos las tenemos, nos sirven para el trabajo, para el ocio… para la vida en general.

Las desarrollamos a lo largo de los años, conocimientos y habilidades suman. La tercera letra, A, significa ‘actitud’ y «la actitud multiplica, la buena y la mala. Y si la actitud es 0, cualquier cosa multiplicada por 0 da como resultado 0».

Con esa ecuación, el médico enfatizó cómo el gesto de la supervisora de vuelo, «su paso adelante», permitió que una niña de un país pobre de Asia, «que no conoce y posiblemente nunca conocerá, la vida le diera una segunda oportunidad». Para acabar, le dijo: «Como usted no supo lo que hizo aquella mañana, yo se lo vengo a decir».

En este enlace que publicó la Voz de Galicia, puedes conocer a Nupur y a Margarita.

¡Gracias Margarita! Nos sentimos muy orgullosos de la calidad humana de nuestros empleados.